
En el día a día de un almacén, no basta con saber cuántos productos hay en stock. Hace falta conocer exactamente dónde están, cómo se mueven, quién los ha manipulado y cuándo. Y eso, por más potente que sea, no siempre lo cubre un ERP. Aquí entra en juego el SGA.
Muchas empresas todavía confunden las funciones de un ERP con las de un SGA. La línea que los separa parece difusa desde fuera, pero dentro del almacén las diferencias son evidentes: uno planifica, el otro ejecuta; uno registra, el otro optimiza; uno da una visión financiera, el otro garantiza eficiencia operativa.
Cuando se comparan como si fueran lo mismo, el error está asegurado: se acaba eligiendo una herramienta que no resuelve el problema real.
Un ERP (Enterprise Resource Planning) es el sistema que da soporte a los procesos centrales de la empresa: compras, ventas, finanzas, producción, recursos humanos y, en algunos casos, una gestión básica de inventario. Su función es asegurar la trazabilidad administrativa de todo lo que entra y sale del negocio.
Un SGA (Sistema de Gestión de Almacenes) está diseñado específicamente para gestionar la ejecución física de las operaciones logísticas. Coordina la actividad dentro del almacén: entradas, salidas, movimientos internos, ubicación inteligente de productos, preparación de pedidos, inventarios y control en tiempo real.
El ERP te dice qué tienes en stock. El SGA te dice dónde está, cómo se mueve y cómo optimizar su flujo.
Los ERP ofrecen módulos logísticos que permiten gestionar inventario, recepciones y expediciones, normalmente de forma agregada. Son útiles para planificar necesidades de aprovisionamiento, asignar presupuestos o cruzar información con pedidos de clientes o proveedores.
Pero no están pensados para el detalle operativo. La mayoría de los ERP no están diseñados inicialmente para gestionar la cartografía detallada para el control de varios centros, ni ofrecen circuitos eficaces de preparación de pedidos. Tampoco están todos conectados a terminales móviles.
En entornos logísticos complejos, donde se trabaja por lote, número de serie o fecha de caducidad, los ERP se quedan cortos. Y cuando se quiere automatizar el almacén, el ERP no tiene las capacidades técnicas ni funcionales para asumir ese rol.
Un SGA, como IzyPro, nace con otro enfoque. Está pensado para que operarios, mandos intermedios y responsables logísticos puedan ejecutar las tareas diarias con precisión, visibilidad y eficiencia. Es el sistema que “habla el idioma del almacén”.
Los SGA permiten, entre otras cosas:
Todo esto se traduce en datos fiables, más productividad, menos errores y mejor servicio al cliente.
El enfoque más maduro consiste en combinar un ERP con un SGA. Este tipo de decisiones estratégicas son especialmente sensibles en un contexto en el que el 98 % de las empresas logísticas españolas prevé invertir en digitalización este 2025, lo que hace aún más necesario afinar en la elección de soluciones tecnológicas.
El ERP estructura la empresa y gestiona los flujos de gestión: pedidos, compras, finanzas y planificación. El SGA recibe estos datos, ejecuta y optimiza las operaciones logísticas complejas y devuelve información precisa sobre las existencias, el estado de los pedidos y las incidencias.
El ERP asegura el control de la empresa, mientras que el SGA garantiza el rendimiento logístico, de modo que juntos proporcionan a la dirección una visión de conjunto.
Por último, con una herramienta como el portal colaborativo IzyWeb, los propios clientes pueden acceder a sus existencias, realizar pedidos o conocer las fechas de envío, lo que mejora la autonomía y la calidad del servicio.
No hay que elegir entre ERP o SGA, igual que no hay que elegir entre dirección estratégica y ejecución operativa. Son sistemas que cumplen funciones diferentes y que, cuando se combinan correctamente, permiten una gestión logística robusta, eficiente y escalable.
Antes de decidir qué software implantar, conviene hacer un buen diagnóstico logístico. Porque lo que está en juego no es solo un software: es el rendimiento de toda tu cadena de suministro.
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